martes, 16 de diciembre de 2008

Los rituales de la llegada

Cuando los milongueros entran en su milonga favorita, cada uno tiene su ritual. Están los que entran sin mirar a nadie y van directo a su mesa. Los que se quedan en la puerta observando. Los que van a la barra y ven qué onda...

Yo también tengo mi ritual cuando llego a mi segundo hogar, La Viruta. Lo primero que hago es quedarme mirando la pista, antes de bajar los últimos escalones. Una mirada global, que abarca la totalidad del lugar, para ver cómo está la cosa, si hay mucha o poca gente, quién está bailando, si está complicada la circulación en la pista, si se están matando a golpes o si habrá espacio para unas buenas caminatas con pasos largos (hace unos meses habría dicho: para unos buenos boleos altos).

Los viernes y sábados en que el amo y maestro del lugar, Horacio P.B.T. Godoy, está en la consola de música en la parte delantera, primero voy a saludarlo, como se hace cuando alguien llega a un hogar y primero saluda al dueño de casa.

Luego, me voy por el lado izquierdo para ver cuál de mis amigos ha llegado y si me voy a poder meter en una mesa, porque yo nunca reservo mesa...

Entonces, empiezo a recorrer el costado izquierdo de la pista, caminando hacia la barra del fondo. A esta altura hay dos posibilidades: o mis amigos ya llegaron y lo primero que hago es saludarlos, poner mis cosas en su mesa, cambiarme los zapatos. O no llegaron (o todavía no los vi), y sigo mi recorrido hasta la barra del fondo, donde los miércoles, jueves y domingos está Horacio Godoy, y lo saludo a él, a los profesores que estén en la "mesa de profesores" y a la gente que conozca.

Luego, vuelvo a mirar la pista, esta vez desde la otra punta y para ver con quién tendré (o no) el gusto de bailar esa noche, me quedo un rato ahí y voy en busca de mis amigos.

Luego, me cambio los zapatos (porque, gente que no milonguea, está claro que ni los hombres ni las mujeres, por lo general, venimos con los zapatos de tango puestos, primero para no gastar la suela, y segundo porque, sobre todo para las mujeres, son extremadamente incómodos para la calle... ¿ya intentaron caminar trece cuadras con zapatos con un taco de 9 cm?).

Una vez que tengo los zapatos puestos, la noche de milonga puede empezar.

Y ustedes, ¿cuáles son sus rituales cuando llegan a su milonga favorita?
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lunes, 8 de diciembre de 2008

Silvio Lavia y su hija

Silvio Lavia es un bailarín bastante conocido en el ambiente del tango. El año pasado, en el cumpleaños de la milonga Club Gricel, bailó con su hija, Estrella, Café Domínguez. Todos se emocionaron viéndolos:



Y este año reincidieron en el nuevo cumpleaños de Club Gricel, esta vez en Mala Junta. La niña visiblemente evolucionó en su baile. Y claro, con semejante profesor...