jueves, 18 de junio de 2009

Globitos

El otro día, fui a acompañar a alguien a conocer la milonga de los Quais de Seine.

Como dije en mi entrada sobre este lugar, el nivel es muy bajo. Pero estaba dispuesta a aceptar bailar con quien me invitara.

Resultado de la noche:
  • un chico me sacó sin haber tomado una sola clase de tango ni haber bailado una sola vez en una pista ni haber mirado una sola vez a un milonguero. Se trataba de un traseúnte que vio la muchedumbre bailar y pensó: "Má sí, ¿por qué no? Me tiro". Aguanté dos minutos y le dije que no podíamos seguir bailando, le expliqué gentilmente por qué y lo alenté a tomar clases. Casi se me pone a llorar...
    Neófitos: uno no se puede lanzar a la pista sin tener una mínima idea de lo que es el tango. El tango es improvisación, pero dentro de una técnica muy definida y muy pautada que no se puede improvisar. Y para la mujer es muy peligroso ser llevada, o más bien arrastrada, por alguien que no tiene idea de nada. Las patadas y pisadas las recibimos nosotras por lo general.
  • un chico me sacó durante una milonga. Nunca se enteró de que era milonga. Pero bueno, le di su oportunidad. A los pocos segundos, me di cuenta de que masticaba un chicle de manera muy poco elegante. Como estábamos en abrazo abierto, me lo banqué. Eso sí, cuando empezó a hacer globitos que empezaron a explotarme en la cara, ya no me lo banqué.
    Neófitos y profesionales, hombres y mujeres: no se mastica chicle bailando, ¡¡por favor!!
Esa noche pensé: qué larga que se hace mi estancia parisina...
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